ST-38 - Taxonomía europea e inversiones sostenibles

El 22 de Junio de 2020 la Unión Europea publicó en su diario oficial el reglamento 2020/852, relativo al establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles (en adelante Taxonomía Europea), su entrada en vigor se sitúa en el 12 de Julio de 2020 y supuso un punto de inflexión en lo que respecta a la identificación y definición de actividades consideradas sostenibles, así como un driver para la ambición climática.

Rubén Carricondo centra el debate recordando que no resulta ajeno escuchar a expertos del sector hablar sobre la taxonomía como la “piedra angular” y el eje estructural que ordena y convive con instrumentos regulatorios implementados por la Unión Europea en los últimos años, como el Green Deal o el plan de acción de finanzas sostenibles.

Si bien la sostenibilidad es un concepto acuñado hace años, la práctica nos deja ver que para muchos representantes del tejido empresarial sigue siendo un término ciertamente abstracto, que no saben cómo abordar y/o aplicar a sus modelos de negocio, y es en este punto donde brilla la contribución de la Taxonomía, pues define qué actividades se consideran sostenibles y los criterios que permiten su clasificación. Su fin último es el de dirigir los flujos de capital hacia aquellas actividades que contribuyan positivamente a la consecución de alguno de los 6 objetivos identificados:

Persiguiendo al mismo tiempo no causar un perjuicio significativo al resto de objetivos (principio Do Not Significant Harm -DNSH-) y manteniendo unas salvaguardas sociales mínimas. Estos tres pilares representan una robusta metodología de desarrollo, fundamentada en una selección de criterios técnicos que, cuantitativa y cualitativamente definen la guía que actúa de base para caracterizar las actividades.

La taxonomía impacta directamente en el CAPEX de las organizaciones, favoreciendo que los flujos de inversión se centren en productos verdes, respondiendo a la creciente demanda observada por parte de usuarios finales e inversores. Los participantes del mercado tendrán que analizar su elegibilidad en los actos delegados desarrollados de forma complementaria al reglamento y calcular su grado de alineamiento a la taxonomía. De todo esto ha hablado Helena Viñes, quien formó parte del comité de expertos que desarrollaron el documento.

Mónica Malo resume con acierto los principales desafíos que enfrenta el tejido empresarial y el sector bancario-financiero al hacer este ejercicio de evaluación:

Como solución a estos retos aparece la colaboración público – privada.

Pero, ¿qué beneficios reporta la puesta en práctica de la taxonomía?

A este diálogo se suma Pablo Esteban, citando algunas de las áreas de mejora de la taxonomía; como por ejemplo la existencia de un listado sujeto a modificaciones o la falta de desarrollo de los 4 objetivos restantes, si bien, recalca la gran utilidad de este instrumento.

La siguiente mesa tuvo como protagonistas a Marta Arenas, Carlos de Miguel, Luis Alberca, Mar Asunción, Miguel Gil y Verónica Sanz; y analiza las implicaciones de la taxonomía para las organizaciones, destacando los siguientes titulares:

Finalmente, la última mesa formada por Íñigo Aizpuru, Hugo Bombín, Nieves Cifuentes, Silvia Irazoqui y Leo Gutson, mostró casos prácticos de aplicación real de la taxonomía, donde quedó claro que es una prioridad estratégica para las grandes corporaciones por sentar la senda hacia la descarbonización de sus modelos de negocio.

 

Alejandra de Celis Ruiz

Sofía Cristóbal Balbás

21/11/2022