La pobreza energética es la incapacidad de un hogar de alcanzar un nivel social y materialmente necesario de servicios domésticos de la energía (Bouzarovski y Petrova, 2015, p.31) que dificulta que haya una participación efectiva en la sociedad.
Un hogar que padece pobreza energética no puede acceder a los servicios energéticos esenciales. Esto genera graves consecuencias para el bienestar de las personas que lo habitan, que pueden estar expuestas a malas condiciones de habitabilidad como la falta de confort térmico, además de disponer de menos renta para otros bienes y servicios, que les lleva a tener que tomar decisiones no deseables, como tener que decidir entre pagar la calefacción o la comida, y/o exponerse al riesgo de impago y desconexión por falta de recursos.
¿Qué es la pobreza energética? ¿Cómo se mide la pobreza energética? Efectos sobre la salud de la pobreza energética Pobreza energética y desempleo |
Por qué se da la pobreza energética
El concepto de pobreza energética difiere en función del grado de desarrollo de los países. En los países desarrollados se trata de un problema de sobreesfuerzo o capacidad de pago de las facturas de la energía. Mientras que, en los países en vías de desarrollo se trata de un problema de acceso a fuentes de energía modernas como el gas o la electricidad, más que a la incapacidad de asumir su pago.
En ambos casos existe una dificultad de acceso a la energía y se ven afectadas las condiciones de vida de las personas. Las causas que generan esta precariedad energética son diversas, aunque tradicionalmente han existido tres factores fundamentales:
- Bajos ingresos del hogar
- Insuficiente calidad energética de la vivienda
- Precios elevados de la energía
En la actualidad se suman otros factores como la falta de políticas de apoyo o la diversidad de necesidades de los hogares. Todos ellos pueden darse separadamente entre casos de pobreza energética, o a la vez en un mismo hogar. Se trata de una forma de privación material con una dimensión de género explícita e impactos adversos demostrados en la salud física y mental.
La pobreza energética incluye los gastos en climatización, iluminación, cocina, consumo del agua caliente sanitaria y todos los relacionados con las necesidades de un hogar, pero no incluye los gastos destinados al transporte o a otros bienes esenciales como los alimentos.
Ciertos hogares pueden encontrarse en una situación de pobreza energética sin estar en riesgo de exclusión o en pobreza monetaria, por lo que se trata de un fenómeno diferente al término más amplio de la pobreza o exclusión social. Sin embargo, esta situación puede ser un primer paso para llegar al estado de exclusión.
Quién puede sufrir pobreza energética
La vulnerabilidad energética es la tendencia a experimentar una situación en la que el hogar no recibe una cantidad adecuada de servicios de la energía (Bouzarovski y Petrova, 2015). Se trata de una situación temporal y se puede ver modificada por factores internos, como el nacimiento de un hijo o la enfermedad de un miembro del hogar, o por factores externos, como serían los cambios en los requisitos de una ayuda.
Este concepto permite ampliar la definición de la pobreza energética a una situación que también puede ser temporal y a la que los habitantes de un hogar pueden enfrentarse en momentos concretos de sus vidas. De este modo, se muestra que pueden existir otros factores diferentes a los tres mencionados anteriormente como causa de la pobreza energética.
La vulnerabilidad energética resalta la importancia de cuestiones que no se han considerado lo suficiente con anterioridad, como:
- las necesidades energéticas de hogares con diferente composición sociodemográfica;
- la falta de acceso a determinados ‘vectores energéticos’ como la electricidad o el gas natural;
- los cambios en las políticas de bienestar social, de fijación de precios de la energía o de promoción de la eficiencia energética en el sector residencial, etc.
Todos estos elementos determinan el esfuerzo que tienen que hacer los consumidores domésticos para cubrir las necesidades energéticas de sus hogares, y el grado de satisfacción que éstos alcanzan como resultado.
Por otro lado, también se conoce la desigualdad energética como la disparidad en niveles de consumo y pobreza energética entre hogares con diferente poder adquisitivo. Los habitantes de Estados Unidos, Canadá, Australia y los estados miembros de la Unión Europea consumen decenas de veces más energía que países del hemisferio sur.
La pobreza energética es un problema que traspasa las fronteras, como se reconoce en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas, que considera la energía como un derecho y como un bien de primera necesidad para la salud y el desarrollo humano.
Medidas y soluciones ante la pobreza energética
La Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) investiga la pobreza energética desde el año 2009. Desde entonces, se han realizado cuatro estudios (2012, 2014, 2016 y 2018) a nivel estatal. En el último de estos, publicado en 2018, se utilizaron los indicadores para el cálculo del nivel de pobreza energética marcados oficialmente por el Observatorio Europeo contra la Pobreza Energética (EPOV), en el que ACA ha colaborado.
La Asociación de Ciencias Ambientales ha sido la primera en aplicar estos indicadores en un estudio de los países miembros de la Unión Europea. Finalmente, estos mismos indicadores son los que recoge y calcula anualmente la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética desde 2019.
INDICADORES DE LA POBREZA ENERGÉTICA
- Gasto desproporcionado (2M): definido como el porcentaje de hogares cuya participación del gasto energético en los ingresos es más del doble de la mediana nacional.
- Pobreza energética escondida (HEP): se refiere al porcentaje de los hogares cuyo gasto energético es inferior a la mitad de la mediana nacional.
- Imposibilidad de mantener una temperatura adecuada en la vivienda.
- Retraso en el pago de las facturas de suministros de la vivienda.
La Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética (ENPE) surge con la aprobación del Real Decreto 15/2018 de medidas urgentes para la transición energética y la protección de los consumidores. En esta, se marca el objetivo de reducir, como mínimo, el 25% del porcentaje de población que está expuesta a las circunstancias de la pobreza energética para 2025, esperando poder alcanzar el 50% de los valores actuales.
La Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética marca diferentes medidas de ejecución a cumplir entre los años 2019 y 2024. Algunas de estas consisten en:
- Mejorar el conocimiento y la información de la pobreza energética (tanto con respecto a los indicadores como de cara a la población)
- Mejorar los mecanismos de subsidio (creación del nuevo Bono Social Eléctrico y del Suministro Mínimo Vital)
- Reducción de personas en situación de pobreza energética (con medidas como el Programa de Rehabilitación Energética de Edificios o la Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España)
- Actuación de profesionales en la lucha contra la pobreza energética (realización de cribados de pobreza energética por los sanitarios)
- Mejoras regulatorias para la defensa de los consumidores energéticos
Situación actual de la pobreza energética en España
Los indicadores empleados señalan que una parte significativa de los hogares españoles experimenta condiciones asociadas a la pobreza energética.
Los datos actualizados en diciembre de 2022 por la ENPE muestran un aumento del porcentaje de población que tuvo dificultades para mantener una temperatura adecuada en la vivienda en invierno (14,3%) durante el año 2021. Este aumento se vincula a la borrasca Filomena y al inicio de la crisis de precios de la energía.
Por otro lado, los demás indicadores: pobreza energética escondida (HEP), gasto desproporcionado (2M) y retraso en el pago de facturas de suministros de la vivienda, cuentan un ligero descenso en comparación con 2020.
Las cifras publicadas revelan que los hogares más desfavorecidos siguen siendo los proclives a padecer más la pobreza energética que, generalmente, son los que se encuentran en peores condiciones y con baja eficiencia energética. Por lo tanto, hay que seguir trabajando en medidas orientadas a reducir la cantidad de hogares que se encuentran en esta situación y a reducir su impacto, más aún en un periodo como el reciente en el que los costes de la energía no dejan de subir y con un parque de viviendas ineficientes energéticamente, en un contexto global de cambio climático.
Desde la Asociación de Ciencias Ambientales seguimos trabajando a diario, proponiendo soluciones, difundiendo información y concienciando y formando a la población sobre pobreza energética. En la actualidad, formamos parte de varios proyectos colaborativos importantes. El proyecto europeo EPIU Hogares Saludables, por ejemplo, centra su actividad en Getafe, y tiene el propósito de identificar y reducir la pobreza energética en dos barrios concretos identificados como más vulnerables.
A nivel nacional, desde finales de 2022 se desarrolla un proyecto del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía que estudiará la monitorización de la pobreza energética para mejorar el conocimiento actual sobre la vulnerabilidad energética de los hogares españoles. Estos trabajos los realizará la UTE formada por EAPN España, la Universidad Carlos III de Madrid, el Instituto Eduardo Torroja de la Agencia Estatal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Asociación de Ciencias Ambientales.
Situación de la Pobreza Energética a nivel europeo
La pobreza energética afecta a todos los Estados Miembros de la Unión Europea (UE) de una forma diferente. En torno al 11 % de la población de la UE, lo que corresponde a 54 millones de europeos, sufre los efectos de la pobreza energética, según el Comité Europeo de las Regiones.
Por aportar un ejemplo, en los datos más recientes publicados en Eurostat, el 8% de la población declaró no poder mantener una temperatura adecuada en su hogar en 2020. El mayor porcentaje de personas que realizan esta afirmación se encuentran en Bulgaria (27%), seguido de Lituania (23%), Chipre (21%) y Portugal y Grecia (ambos con un 17%), según la encuesta realizada en toda la Unión Europea.
Probablemente, la subida de los precios de la energía que comenzó en 2021 y empeoró con la invasión de Ucrania por Rusia en febrero de 2022, junto con el impacto de la crisis del COVID-19, hayan empeorado una situación ya difícil para muchos ciudadanos de la Unión Europea.
En 2021, a petición del Parlamento Europeo, la Comisión Europea puso en marcha el Energy Poverty Advisory Hub (EPAH) o Centro de Asesoramiento sobre Pobreza Energética (EPAH), de su traducción. Se trata de la principal iniciativa de la UE destinada a erradicar la pobreza energética y acelerar la transición energética justa de los gobiernos locales europeos.
También cabe destacar la Decisión 2022/589 que, en abril de 2022, estableció el Grupo de Coordinación de la Pobreza Energética y los Consumidores Vulnerables de la Comisión, que tiene el objetivo de proporcionar a los países de la unión un espacio para intercambiar las mejores prácticas y aumentar la coordinación de las medidas políticas de apoyo a los hogares vulnerables y con escasez de energía.
A pesar de los avances que se están haciendo en torno a la pobreza energética, siguen existiendo cuestiones clave tanto en la comprensión científica como en el marco político, dentro y fuera de Europa, como traducir los compromisos genéricos en acciones decisivas de política energética o establecer vínculos entre las desigualdades energéticas y las contingencias hasta ahora descuidadas como el género, la discapacidad, la etnia, el transporte, etc., según marca el estudio Confronting Energy Poverty in Europe: A Research and Policy Agenda (2021), realizado por Stefan Bouzarovski, Harriet Thomson y Marine Cornelis.
¿Cuándo se celebra la Semana Europea de la Pobreza Energética?
Última actualización: 2023