La Democracia Participativa es un ingrediente fundamental para el desarrollo sostenible
No parece muy ortodoxo que una organización como la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) opine sobre un proceso electoral como el que se presenta en apenas ya unas horas, dado su carácter apolítico e independiente, por tanto, sujeta a las financiaciones procedentes de los propios asociados con distintas ideologías (bendita biodiversidad) y de las distintas ayudas públicas que recibe de administraciones de distinto signo político por el desarrollo de distintos programas. Eso sería poner en riesgo tanto su convivencia, como su sustento. |
A pesar de ello, desde el inicio del proceso electoral, e incluso antes, la Junta Directiva se había propuesto seguir de cerca las propuestas ambientales que fueran surgiendo en este proceso electoral, para analizar y evaluar de forma general sobre qué tratamiento a nivel de programa político se dan a los aspectos ambientales por las distintas fuerzas políticas.
No ha sido nuestra intención publicar un informe comparativo de los programas políticos (que estén todos tranquilos porque sorpresas iba a haberlas), dado lo inabarcable de los numerosos programas políticos en esta convocatoria, su escasa estructuración y por tanto comparabilidad, y el reducido tiempo que se permite analizar los programas políticos (15 días son muchos para soportar las muchas veces improductivas batallas dialécticas de las campañas electorales, pero pocos para poder hacer un análisis medianamente riguroso). No obstante, el ejercicio realizado por los compañeros de la Asociación se ha traducido en una serie de conclusiones, algunas de las cuales, sí creemos conveniente compartir de cara a la reflexión general, propio de una jornada como la del sábado, tanto como ciudadanos, como organización social que quiere, desde sus conocimientos y capacidades, colaborar por un modelo social más sostenible
Muchas redes sociales y poco programa
Ø Se detecta o se percibe una escasa consideración del Programa electoral como elemento esencial de presentación de las propuestas. Se les ha dado un bajo protagonismo, frente a otros elementos de las campañas y en algunos casos sorprende que se encuentren programas de comunidades autónomas y ciudades muy importantes de muy baja calidad.
Consideramos imprescindible revalorizar los programas, asumiendo que deben existir distintos formatos para llegar a públicos diferentes, los programas políticos merecen un mayor esmero y profesionalidad en su confección, no sólo un colorario de deseos a modo de carta a los reyes magos, sino argumentaciones y descripciones suficientes de las propuestas.
Ø Los programas políticos se han hecho públicos en el período de campaña, a 15 días de las elecciones o incluso más tarde, lo que supone un período insuficiente para someterlos a un análisis pormenorizado por ciudadanos, profesionales, medios de comunicación, etc. Deben reconsiderarse a nivel general los periodos en la publicación o facilitación de dicho programa político a la ciudadanía.
Ø A pesar de la era digital es a veces un trabajo arduo encontrar en la web el programa político de ciertos grupos, incluso “de los grandes”, que en ciertos casos, además, se encuentran en formatos incómodos de trabajar. En este sentido proponemos que el Ministerio de Política Territorial y de Administraciones Públicas o un ente independiente, como Amnistía Internacional, hiciera el esfuerzo (con la colaboración de los partidos) de centralizar en una misma referencia los programas políticos de los distintos grupos.
Ø También serán escasos (lo podremos comprobar) los grupos políticos finalmente elegidos que mantengan su programa político en la web para poder verificar su cumplimiento a lo largo de la legislatura. El “contrato público” que constituye el programa acaba desapareciendo.
Ø Son escasos los partidos políticos de cualquier comunidad o municipio de cierta entidad que no dediquen, al menos algunas frases, al medio ambiente, eso sí, con distinta extensión y diferente convencimiento y detalle en sus propuestas.
Ø Se comprueba que el medio ambiente y muchas de sus temáticas no son propiedad de una opción política, afortunadamente, de hecho se observan propuestas similares en opciones políticas contrarias. Lo que demuestra el interés de los partidos políticos en demostrar a sus votantes su preocupación por los problemas ambientales, así como quizás un cierto grado de consenso en las soluciones a adoptar. Llama poderosamente la atención que exista una aparente incoherencia en grupos políticos de una misma comunidad autónoma que presentan diferentes propuestas y diferentes calidades en las mismas. Como ejemplo os invitamos a realizar un sencillo ejercicio basado en comparar los contenidos en medio ambiente de manera general, entre el grupo municipal de Madrid, o de vuestra localidad, con el grupo a nivel autonómico, de cada partido (entre los principales), es decir, PP, PSOE e IU. No un partido con el contrario, sino los programas de los mismos partidos. Aquí teneis una recopilacion de los programas presentados en Madrid de cara a los comicios regionales y autonómicos
Aunque hay diferencias evidentes entre una comunidad autónoma y una ciudad, es significativa la, a veces, escasa coordinación que existente en un mismo grupo político.
Ø Algunos grupos con posibilidades de gobernar, generan un programa con importantes contenidos, pero bajo la salvaguarda de coletillas al modo “… esto se realizará si es viable económicamente”, “ … si las condiciones lo permiten”, etc.
Ø También grupos con escasas posibilidades, desprovistos de la responsabilidad de gobernar, presentan actuaciones no realistas, o sin la concreción que merecen, demostrando su viabilidad.
Ø Los programas políticos de los grupos que han gobernado, no suelen evidenciar de manera clara el porcentaje del programa político anterior completado, explicando o dando las razones del por qué no se ha podido desarrollar el resto. En algunos programas se encuentran repetidas propuestas de la legislatura anterior, vendidas como nuevas, no como continuación, como reformulación, redefinición, potenciación, etc.
Ø Si bien se asume la necesidad de exponer el programa político bajo diferentes fórmulas comunicativas, es necesario generar documentos más descriptivos, más definitorios de cómo se quiere poner en marcha las propuestas.
Ø A pesar de la peor o mejor calidad de los programas, se ha echado de menos referencias por parte de los representantes políticos en la promoción de las políticas ambientales, tanto en televisión como en Twitter.
Ø Se encuentra de forma generalizada, especialmente por parte de las grandes ciudades y comunidades autónomas, una ausencia de apelaciones al contexto europeo, a sus implicaciones, factores de oportunidad, etc. Existe una queja generalizada y recurrente del alejamiento de los ciudadanos sobre Europa, pero no puede superarse si ni siquiera las ciudades y las regiones europeas no realizan esfuerzos por acercar a los ciudadanos a las instituciones europeas. En medio ambiente las implicaciones a nivel europeo son imprescindibles y las escasas referencias encontradas son incluso, por mencionar alguna, para “quejarse” sobre una legislación severa en medio ambiente.
Ø Faltan también propuestas de colaboración entre distintas administraciones, especialmente entre Comunidades Autónomas. En los últimos años se han ido transfiriendo cada vez más competencias ambientales del Estado a las Comunidades Autónomas, y muchas de estas necesitan imperiosamente de una gestión planificada y conjunta de más de una Comunidad Autónoma. Un claro ejemplo es el parque Nacional de Picos de Europa, que acaba de pasar a ser gestionado por Cantabria, Principado de Asturias y Castilla y León.
Ø Finalmente, señalar que todo lo que está en un capítulo ambiental dentro de Programa político, no es necesariamente ambiental. Crear un club de campo, queda más en el capítulo de dotación deportiva, de ocio, desarrollo económico, etc. por otro lado muy loable, pero poco en medio ambiente, por muchos árboles que tenga el club de campo, seamos serios, pero claro, hay que rellenar el capítulo ambiental que se nos queda a veces escaso.
La nueva transición hacia una democracia participativa. #SpanishRevolution
Los últimos acontecimientos derivados del movimiento 15-M #SpanishRevolution, generan, entre otras muchas reflexiones (bipartidismo, ley electoral, derecho de manifestación, manipulación, etc.), la evidencia, ya constatada hace tiempo, de que una población cada vez más numerosa reclama una democracia más participativa.
Gráfico de las menciones significativas* en Twitter de los términos más usados en el 15-M *(Que han sido Rettiwiteadas o contienen un enlace) k=1000 Fuente: http://analytics.topsy.com/
Nuestros sistemas democráticos, son sistemas que evolucionan, que sufren sus crisis y sus heridas, pero que deben desarrollarse. En este sentido, no debe nuestra sociedad conformarse sólo con haber pasado de una dictadura a una democracia representativa, es menester, 30 años después de aquello (elogiable en todo caso), realizar otra gran transición, esto es, de una democracia representativa a otra participativa.
La democracia no es un concepto inmutable, es un proceso en el que se va aprendiendo de forma conjunta, no unos contra otros, y parte de la población ya no quiere ser un mero consumidor democrático, aquel que elige algo bonito, lo consume y lo tira, aquel que vota a una opción como si fuera hincha de un equipo de fútbol.
Existe una ciudadanía que quiere que le hablen de los problemas “como a un adulto” no como un padre a un niño con silogismos y distracciones, siente que las elecciones cada 4 años son un “secuestro” de su voto, con el que ciertos políticos juegan hasta la edición siguiente, en el que vuelven a reclamar que le voten a él o a ella en contra del otro que es mucho peor (el mal y eufemísticamente llamado voto útil). Se trata de una parte de la ciudadanía que quiere ser partícipe, consciente de los cambios que se generan, de las decisiones que se plantean y de las soluciones que se proponen.
La democracia participativa, que algunos quieren tachar de ingenua, permite no sólo una mayor participación (valga la redundancia y obviedad) y por tanto enriquecimiento de las propuestas, sino un acercamiento y una comprensión mutua entre los que tienen que ejecutar decisiones y los ciudadanos. La participación bien llevada se traduce en que la ciudadanía entienda los problemas de primera mano y forme parte de sus soluciones.
La ACA ha apostado en numerosas ocasiones, junto con otras administraciones y organizaciones, por el desarrollo de fórmulas participativas en el desarrollo de políticas y actuaciones ambientales, desde la coordinación de grupos de trabajo sobre la temática en el Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA): “Mecanismos de participación ciudadana en los Procesos 21” (2004) “Los espacios de la participación ciudadana” (2006) “Cómo usar las redes sociales para actuar en medio ambiente” (2010) hasta en el desarrollo de sus proyectos, donde la participación de los ciudadanos es la verdadera protagonista, especialmente en los proyectos de voluntariado: Proyecto Río Henares, Voluntariado en Picos de Europa, Voluntariado en los Balcanes, etc.
Ahora más que nunca: El rescate de las Agendas 21 Locales y sus procesos participativos ciudadanos
En este sentido, hemos constatado una pérdida generalizada del entusiasmo que causaron las Agendas 21, a finales de los años noventa y primeros años del siglo XXI, , con los procesos de participación ciudadana, el desarrollo del convenio de Aarhus, etc. Es cierto que el inicio de estos procesos ha sido devaluado (habría mucho que hablar sobre este aspecto) por el aprovechamiento político de unos cuantos que sólo buscan sacarse la foto en el periódico local. Pero es significativo observar cómo los programas políticos de la mayor parte de los partidos políticos ya no apelan a dichos instrumentos ni a los procesos participativos que los sustentan. Las han abandonado, salvo honrosas excepciones, cuando es más necesario ahora más que nunca, rescatarlas. Esperemos que las Agendas 21 sean como en la moda … todo vuelve pero sutilmente transformado.
No es casualidad, que una asociación como ACA, como tantas otras de carácter ambiental, hayan dedicado tanta atención a la participación. La política en materia de medio ambiente, requiere necesariamente de estos procesos de participación, especialmente en esta escala regional y local, dado que los problemas ambientales son causados por múltiples factores complejos y de los que son responsables numerosos actores. Son procesos duros y difíciles, lo sabemos bien y aún falta mucha cultura participativa, por tanto en esto las organizaciones sociales tenemos mucho que decir y aportar.
Afrontar problemas ambientales implica la necesidad de acciones integrales y coordinadas, muy lejos de actuaciones simples de una sola administración, que requieren de estos procesos participativos de implicación política, económica y social, para que desde distintos frentes pueda atacarse un problema común (véase problemas como la contaminación atmosférica, la contaminación acústica, la calidad ambiental de la riberas, la gestión de residuos, etc.) entre todas las personas y organizaciones implicadas.
Mayoría silenciosa. Generación de espacios de participación, fomentar una cultura participativa
Estos días algún político afirma que gobiernan a una mayoría silenciosa frente a una minoría ruidosa, ¿Cómo se puede gobernar en una población que su máxima capacidad de comunicación es elegir un papel con una relación de nombres cada cuatro años? Cierto es que una minoría no debe imponerse a una mayoría, que debe gobernarse por un bien común, pero cada cual entiende mayoría y minoría de distintas formas. El miércoles 18 de mayo aparece en el diario El Mundo la siguiente frase de Enrique Múgica:
La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos.
Es responsabilidad de todos los ciudadanos, organizaciones sociales, grupos políticos, medios de comunicación y demás entidades, expresar las distintas realidades, confrontarlas y analizarlas en búsqueda de soluciones.
Pero igualmente es importante y responsabilidad de todos, entre ellos de organizaciones como ACA, generar los espacios de participación ciudadana suficientes para poder dar respuesta a estas realidades complejas. Es necesario desarrollar el espíritu expresado en la Ley 27/2006 de 18 de julio, por la que se regulan los derechos de acceso a la información, de participación pública y de acceso a la justicia en materia de medio ambiente, basado en el Convenio Aarhus, más allá de lo expresado en el articulado de la citada Ley, que no honra a su preámbulo, más allá de los procesos administrativos reglados, formales y burocráticos de información pública, … en definitiva más allá de lo hecho hasta el momento.
Si mucha ciudadanía es silenciosa es porque no hemos generado una cultura de la participación, porque no la hemos integrado entre nuestra vida familiar, social y laboral, como un ingrediente más de nuestra condición de ciudadanos. Tenemos mucho que aprender unos de otros, hagámoslo juntos, ahora más que nunca.