El reto consiste en atender la emergencia climática de forma compatible con la conservación de la biodiversidad.
Desde el principio de la sesión técnica se puso de manifiesto que las energías renovables (eólica y fotovoltaica) llevan implícitos importantes impactos en la biodiversidad, tales como un aumento de la mortandad de aves y quirópteros, ruidos, efecto barrera para la fauna, obras de importante envergadura para el acceso y el montaje de las instalaciones, ocupación de grandes extensiones de terreno, impacto paisajístico, etcétera.
Ante esto lo que se tiene que hacer, según apuntó D. Eugenio Jesús Dominguez Collado, responsable de la Subdirección General de Evaluación Ambiental del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD), es realizar una Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) de gran calidad, en la que tengan un peso importante tanto la participación pública como el planteamiento de alternativas.
Las energías renovables, con sus bien conocidas bondades, no están exentas de generar un impacto importante en la biodiversidad. Es preciso tener una visión realista para minimizar al máximo los posibles efectos adversos.
La gran mayoría de los ponentes estaban de acuerdo en la necesidad de seleccionar la mejor zona para las instalaciones en función del mínimo impacto posible sobre la biodiversidad. Para identificar esas zonas D. Eugenio Jesús presentó una herramienta de Zonificación Ambiental que puede servir como ayuda a la hora de ubicar dichas instalaciones de energías renovables. Este punto generó debate a lo largo de toda la sesión técnica ya que algunos de los ponentes como Dña. Ana Isabel Carriondo López, Coordinadora de Programas de Conservación de Seo/BirdLife, consideraban que debían ser las administraciones las que realizaran esa planificación territorial y delimitaran en qué zonas son factibles la localización de instalaciones de energías renovables. La Coordinadora de Seo/Birdlife también puso de manifiesto que en muchas ocasiones las EIA presentan muchas deficiencias en aspectos como los estudios sobre la fauna, los estudios de alternativas posibles, los planes de vigilancia, etc., de manera que este documento no debería ser el único filtro ambiental para la construcción de una instalación de energía renovable.
- Eladio García de la Morena, Codirector de Biodiversity Node, destacó la importancia de realizar EIA exhaustivos y veraces, realizando entre otros, estudios de fauna que incluyan al menos la época de reproducción, post-reproducción e hibernación.
Por su parte, D. Carlos Ibañez de la Estación Biológica de Doñana del CSIC, puso de manifiesto el impacto que suponen los parques eólicos en la mortalidad de los quirópteros, llegando a ser sumamente elevadas para algunas de estas especies y siendo, actualmente, la primera causa de mortandad de estos mamíferos. Sin embargo, en la mayoría de las EIA apenas se realizan muestreos de estos animales y los planes de vigilancia son muy deficientes.
La buena noticia es que el territorio necesario para llegar al incremento de energías renovables establecido para 2030, es menor al 1%, concretamente para la energía fotovoltaica no superaría el 0.30% como así apuntó D. José Donoso, Director General de la Unión Española Fotovoltaica, que dio un paso más al plantear la oportunidad de considerar la planta solar como una reserva integral de la naturaleza y, entre otras medidas, establecer un sello de calidad para aquellas promotoras que cumplieran con unos exigentes requisitos ambientales.
En esta línea de considerar el cambio energético como una OPORTUNIDAD para mejorar la biodiversidad coincidía Dña. Helena Fernandez Castro, responsable de Sostenibilidad y Cambio climático de Isemaren.
En conclusión, la emergencia energética es una realidad que debemos atajar, pero, en ningún caso, podemos descuidar la conservación y protección de la biodiversidad.
Ana Isabel Silva Montero
02/06/2021