La transformación del parque inmobiliario pasa por abrir ventanas que conecten con la ciudadanía y ofrezcan escucha activa y acompañamiento cercano como elementos facilitadores del viaje hacia una rehabilitación con foco en la neutralidad climática para 2050. Visión holística que aglutina eficiencia, accesibilidad, salud, confort y habitabilidad como palancas de cambio que no dejen a nadie atrás.
El papel impulsor de las oficinas de rehabilitación como espacio de acercamiento a los ciudadanos, sin perder de vista la conexión con el sector profesional y otros agentes, centró la apertura de la sesión.
Elvira López Vallés destacó la importancia de orientar con un lenguaje sencillo y accesible a través de guías de rehabilitación que ofrezcan un mensaje consensuado. Consideró que materializar este proceso plantea retos como el acceso a la financiación. En esta línea señaló que la autosuficiencia de estas ventanillas únicas no puede depender de la dotación total de fondos de carácter público.
Asimismo, apuntó que las prioridades de las administraciones públicas no necesariamente tienen que coincidir con las de los ciudadanos, lo que hace necesarios procesos de participación ciudadana con intermediación, en un contexto con ausencia de mano de obra cualificada.
Éste último desafío se sitúa como uno de los temas clave de la segunda mesa de debate, centrada en la formación del sector. Las ponentes lo abordan desde tres perspectivas diferentes y complementarias: la universidad y su currículum educativo, la profesionalización en el sector de la construcción y el rol de los centros de investigación como plataformas de microlearning.
Carmen Sánchez Guevara presenta las universidades como centros de pensamiento crítico, con una invitación clara a la generación de discusión capaz de preparar al egresado de 2050. La atracción de talento en el sector construcción es un elemento clave para garantizar que el tejido rehabilitador conoce y produce de acuerdo a los desafíos que plantea la directiva de eficiencia energética de edificios y la formación no reglada y en formato micro ayuda a estar a la vanguardia de las tendencias de mercado en una sociedad que vive a un ritmo frenético.
Bajo este paraguas, se vuelve a poner atención a las oficinas de rehabilitación como fuentes de información valiosísima acerca de las demandas y necesidades de los ciudadanos, que deben satisfacer perfiles técnicos con influencia social, que sean capaces de transmitir conocimientos complejos de manera simple y adaptada según el público objetivo.
La jornada continuó con los procesos de participación ciudadana y la recalificación del concepto vivienda por el de casa u hogar, con la vinculación emocional que eso supone para los ocupantes. Aurora González-Adalid destaca la diversidad de variables que influyen en la activación de la rehabilitación: innovación tecnológica, justicia social y compromiso ecológico. Todos estos factores han de ser tenidos en cuenta en el diseño del nuevo Plan Nacional de Rehabilitación de Edificios.
Asimismo, se apoya la figura del dinamizador en los encuentros vecinales como prevención ante un posible antagonismo entre técnicos y ciudadanos. Por su parte, Manuela Navarro aboga por una capacidad de escucha y aprendizaje por parte de la administración con respecto a los barrios con experiencia previa en rehabilitación. Repensar la configuración de la fiscalidad de las ayudas y los tiempos de tramitación de expedientes en las administraciones públicas serían palancas para acelerar una transformación sistémica.
La sesión concluyó desgranando las particularidades de la pobreza energética y anotando la dimensión social que debe caracterizar la rehabilitación energética para no excluir a colectivos vulnerables, a los que se debería tener en cuenta en el diseño de políticas públicas.
Fernando Martín-Consuegra apuntó que los edificios construidos antes de 1979 son los menos eficientes y, por tanto, los prioritarios en una estrategia de intervención integral. Las entidades locales deben ser un motor para apoyar a los colectivos vulnerables dentro del Plan Nacional de Rehabilitación de Edificios y para ello necesitarían un mayor soporte y reconocimiento político, social y económico dado que los recursos son limitados y mayoritariamente se destinan a resolver incidencias cotidianas.
La rehabilitación acorde a la neutralidad climática supone un reto común, exige un esfuerzo participado y beneficios que sobrepasan la dimensión ambiental para incluir el concepto de salud y bienestar humanos.
Por: Sofía Cristóbal Balbás y Cristina Martín Eguía
04/12/2024
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Esta investigación ha sido financiada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico pero no expresa la opinión del mismo. |