Uno de los principales retos a los que España se enfrenta actualmente es el de impulsar cambios en los modelos de producción, distribución y consumo de energía para hacerlos más sostenibles y favorecer así una transición energética justa. Estos cambios han de sustituir a los combustibles fósiles como principal fuente de energía para alcanzar así un modelo energético descarbonizado y lograr la neutralidad climática en 2050 (tal y como se establece en el Pacto Verde Europeo). Para ello, se han de incentivar sistemas energéticos renovables y promover la investigación en el uso de ecocombustibles y materiales no críticos en fabricación de generadores y colectores de energía, desde la perspectiva de la economía circular.
Esta perspectiva desde la economía circular permite una optimización de la cadena de valor energética, posibilitando la reutilización y renovación de diversos materiales y productos, aumentando así su vida útil en el tiempo.
No obstante, a pesar de que presenta muchas más ventajas, no hay que pasar por alto el mayor uso de energía que requieren estas recirculaciones. Aún con esta consideración en materia de producción, por ejemplo, el ahorro energético es mayor en obtención de materias primas secundarias que vírgenes. Por otro lado, respecto a la desmantelación de centrales energéticas no renovables (especialmente las nucleares), la gestión de los residuos y materiales empleados en su construcción es compleja y lenta. Por ello, en esta sesión se han tratado temas como la utilización de materia orgánica presente en residuos y subproductos para la generación de energía tanto eléctrica o térmica; llegando incluso a ser aplicable en movilidad, como el biogás.