Moda re- consiste en un proyecto que engloba a 45 Cáritas diocesanas de toda España, recogen más de 42 millones de kilogramos de ropa usada al año y más del 50% del trabajo que generan son para personas en riesgo exclusión. Además, han colocado unos 7500 contenedores para ropa y calzado en 1200 municipios españoles.
Albert Alberich Llavería, director de Moda re-, comenta que hace 5 años tuvieron la idea de colocar sensores láser en los contenedores para medir su llenado a tiempo real. Empezaron en Barcelona con una prueba piloto y desde entonces se ha convertido en un proyecto líder en sensorización de contenedores. Destaca también que en el mundo ha habido algunas experiencias similares pero que este proyecto ha creado la primera red estatal de sensorización, convirtiendo el proyecto de Moda re- en líder mundial.
Su principal motivación es encajar con el compromiso medioambiental de Moda re- con la disminución del impacto ambiental en el tratamiento de ropa usada y ser motor de nuevos puestos de trabajo que fomenten la inserción laboral.
Alberto Egido Viciana, responsable de medioambiente y sostenibilidad de Moda re- , explica en más detalle en qué consiste el proyecto, su objetivo, soluciones, funcionalidad y gestión.
El propósito del proyecto va unido al lema que utilizaron en su última campaña el día mundial del medio ambiente: “Tenemos una sola tierra, no es demasiado tarde, actúa”. También muestra su interés en abordar todos los desafios a los que nos enfrentamos en esta crisis climática, su objetivo global como entidad es alcanzar la neutralidad climática. Alberto Egido recalca que “tenemos que ser sostenibles, no es una alternativa, es una obligación… no se puede hablar de crisis ambiental sin hablar de crisis social”.
La solución que han implementado en el proyecto consiste en un sensor que emite un haz de láseres que rebotan en el interior del contenedor y mide la distancia generando datos. Este funcionamiento es más innovador que otras soluciones ya que no utiliza ultrasonidos, además una de sus características principales es tener una IP 67 (alto grado de protección frente a polvo y agua), a modo de comparación, la mayoría de las farolas de las calles tienen un IP 65.
El sensor puede tener un formato cuadrado (con 130g de peso) o triangular (con 134g) y es resistente a temperaturas entre -20º C y 80º C. Funciona con 2 baterías, cada una con una duración de 3 a 7 años, por ejemplo, tanto el frío como aumentar el número de envíos de los avisos reducen su vida útil. Y también activa un aviso automático de reemplazo de baterías cuando sea necesario.
Cuando no hay cobertura móvil en la zona donde se ubica el contenedor, se coloca una antena externa para posibilitar su funcionamiento.
El funcionamiento del sensor consiste en emitir 16 puntos, con tan solo un error de 2 cm, que mide el porcentaje de llenado y se convierte matemáticamente en peso. Cada 15 minutos hace una lectura y envía los datos 1 vez al día (normalmente de noche para que redes estén descargadas y no haya problemas de disponibilidad), a veces también aparece automáticamente en el sistema una alarma si hay incendio o si detecta algún fallo.
Las alarmas y avisos que genera se dividen en las programadas por correo electrónico (seguimiento de contenedores para robos o cambios de ubicación, acelerómetro que detecta inclinación o caída, alerta de fuego por elevación temperatura…) o mediante la plataforma (1’7 informes al día, llenado de más del 80%, vaciado de menos del 20%...).
La plataforma que lo gestiona incluye una visión detallada por contenedor con gráficas, mapas, información agregada, vehículos asociados y personal de la ruta de recogida, situación actual de la ruta de recogida, así como otros datos de interés.
Con todos los datos que genera el sistema, el equipo gestiona el proyecto gracias a dos aplicaciones móviles: APP Walker para la activación e instalación de sensores, nombre, dirección, estado de llenado y si hay sensor o no. En cambio, la APP Navigator se encarga de la ejecución de rutas para el personal para que sea lo más óptima en emisiones CO2 y minimizar el gasto de combustible. La inteligencia artificial permite tener en cuenta las incidencias, cortes de tráfico, días festivos, días de interés (mercadillos o ferias) y recalcula la ruta más eficiente. También incluye contenedores que estén al 50% llenos si están de camino en la ruta aunque no tenga urgencia.
Las conclusiones de todo el proyecto son una reducción del 25% en emisiones GEI (gases de efecto invernadero) y kilómetros; la optimización de las rutas de recogida; mayor eficacia y rapidez en el trabajo del personal de recogida y vaciado de contenedores; prevención de desbordamientos; sistematización y trazabilidad del residuo textil; familiarización del personal de inserción con el uso de las nuevas tecnologías; flexibilidad de las rutas según las incidencias que ocurran; atender mejor las necesidades de las zonas rurales más despobladas de España; seguimiento dinámico de la flota de recogida a tiempo real, con nombre y ubicación actualizada.
Todo ello implica un mejor servicio para la ciudadanía; menos impacto ambiental con el vaciado de los contenedores; optimización del proceso de recogida; mayor trazabilidad del residuo textil; cumplir requisitos de las nuevas licitaciones que se ofertan en el territorio; facilitar trabajo del personal y aumentar su eficiencia.
Susana Hernández Ferré
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22/11/2022