AE-13 - La extinción de incendios forestales en un contexto de cambio climático. Organiza: Asociación de Trabajos Aéreos y de Emergencias (ATAIRE)

En la actualidad, los veranos cada vez tienen una duración más prolongada con temperaturas disparadas. En el verano de 2022, se han soportado temperaturas muy elevadas durante 46 días. Además, el periodo estival se ha prolongado más de dos semanas.

Uno de los mayores problemas que se encuentran en la administración de las masas forestales a la hora de intentar prevenir los incendios es la gestión de los bosques. Hay que poner el foco en la gestión forestal para poder prevenir los incendios. Si el fuego no tiene combustible, es más difícil que se propague y será más fácil de controlar o de reconducir. Aquí es donde es imprescindible la inversión en activos y efectivos durante todo el año para limpiar los bosques de materiales fácilmente inflamables, así como planificar una gestión repartida a lo largo de todo el año, que sea eficiente y efectiva.

Aprender a tratar los bosques es clave para poder sobrevivir. Las masas arbóreas proporcionan el oxígeno necesario para vivir, además de aportar numerosos beneficios adicionales a los ecosistemas y al ser humano. Sirven de sostén para el terreno, de alimento para la cadena trófica, así como refugio para cientos de animales, así como de abono para la tierra.

Para poner el punto positivo, se estima que, en cuestión de incendios, el verano que viene no sea peor que el actual, pero no hay perder la pista a la prevención para evitar que se lleguen a los desastrosos números de 2022.

Se ha comprobado que la superficie forestal actual es de menor calidad que la existente hace unos años. Los árboles son más nuevos, por lo tanto más débiles, no protegen de igual manera los terrenos y son más susceptibles a plagas que serían devastadoras en bosques en recuperación.

En España son de sobra conocidas las causas que conducen a que los incendios sean de gran magnitud y más frecuentes. Estas son, entre otras:

  • Despoblación. Las zonas rurales están cada vez más abandonadas, por lo que la inversión en ellas, así como la actividad son insignificantes.

  • Falta de actividades tradicionales. En la actualidad, trabajos como la recogida de piñas y de resina, o de cualquier subproducto de los bosques están en desuso.

  • Pastoreo. Cada vez hay menos ganaderías extensivas, menos pastoreo, lo que no permite que los animales limpien las zonas internas de áreas arbóreas y/o arbustivas.

  • Recogida de leña. Cada vez menos personas acuden a la recogida de leña, esto es realizado por grandes empresas que solo se interesan por árboles grandes y no por leña menuda.

  • Las masas forestales cada vez son más monoespecíficas y no son gestionadas por personal experto.

  • Falta de inversión de los gobiernos en prevención y limpieza.

  • Abandono de las zonas rurales por parte de la administración pública.

  • Falta de estabilización del personal de las brigadas de intervención.


Resulta extremadamente importante el estudio de las especies que se encuentran en una masa forestal con el fin de poder prevenir los incendios. Con un estudio exhaustivo de la flora que compone un bosque, se pueden establecer medidas de gestión a medida, que permitan identificar las especies más resistentes, las que pueden propagar con más rapidez el fuego o, al contrario, las que pueden ayudar a que el incendio se propague con más lentitud ayudando a que la extinción sea más efectiva. No conviene dogmatizar el tipo de especies que se encuentran actualmente en una masa arbórea, ya que a lo largo de los años posiblemente se hayan producido acontecimientos que las hayan hecho cambiar, por tanto, el estudio de las especies a lo largo de las décadas precedentes puede ayudar a determinar si es necesario reforestar con especies autóctonas, si hay especies perjudiciales en la actualidad...Se ha creado la figura de los y las analistas de incendios, para tener en cuenta todos los factores que intervienen en un incendio, desde la composición del bosque o terreno, pasando por las causas del mismo y de su propagación para poder utilizarse en la prevención de fuegos grandes.

Por otra parte, los cambios de uso de suelos, estrechamente ligados con el cambio climático, son una de las causas principales de los incendios en el presente, sin olvidar la falta de una gestión completo, planificada y exhaustiva. El mayor de los problemas en una masa forestal es la pérdida del suelo, si se pierde el suelo, si se convierte en suelo infértil, las consecuencias son gravísimas para los ecosistemas.

A la hora de la extinción de incendios, los suelos que han sido ocupados por usos urbanos, casas y urbanizaciones salpicadas entre bosques, hacen que sea mucho más difícil la intervención de las brigadas encargas de dicha extinción, ya que se prioriza la protección de las personas y las casas en detrimento de la actuación sobre las masas forestales, lo que ocasiona que el fuego se propague con mayor rapidez.

Es importante tener en cuenta que el 90% de los incendios se quedan en conatos. Muchas veces, cuanto más eficaz se es apagando fuegos pequeños, más grande será el incendio que vendrá. En estos casos, el fuego no es parte del problema, si no que puede ser parte de la solución. Resulta imprescindible incluir en los planes de operaciones el fuego programado contra el fuego. Si se interviene en el paisaje con ganado e incluso con fuegos controlados, se pueden hacer limpiezas de lindes, limpiezas entre árboles, cortafuegos eficaces, nodos o zonas de oportunidad para que los equipos de intervención puedan estar seguros en sus actuaciones, e incluso rutas de escape para los mismos. A veces los incendios no pueden extinguirse, pero sí reconducirse hacia zonas donde puedan terminar apagándose, donde haya masas de agua o cortafuegos, o a lugares donde las consecuencias sean menores. Para esto, es necesario cualificar a personas de las unidades y brigadas antiincendios para que puedan planificar estas operaciones.

Economización de la extinción de incendios a lo largo de los años:

Año 1985: en este año se empezó a desarrollar el sector de la fabricación de aviones y helicópteros en España. Este mismo año, se quemó el doble de hectáreas de las que se han quemado en 2022. En esa época habían proliferado los aviones de fumigación, por lo que todos los que había disponibles en empresas privadas los contrataba el gobierno. Por otro lado, la falta de medios hizo que hubiera que traer helicópteros extranjeros.

Año 1994: se quemaron 460.000 ha. Hubo que incrementar el uso y la intervención mediante helicópteros. El gobierno invirtió más en medios para intentar que los incendios se quedaran solamente en conatos, mediante ataques directos con retardantes, bombardeos en el frente...

Año 2010: no hubo incendios significativos. Llegó la crisis y la actividad sufrió recortes drásticos. Las empresas con las que se hacían los contratos para los medios aéreos empezaron a caer, vendieron sus activos (helicópteros ligeros principalmente) a empresas de inversión que posteriormente los alquilaban. Muchas de ellas tuvieron que invertir en otros sectores, diversificar su actividad, los aviones y helicópteros pesados no pudieron venderlos, lo que repercutió en sus cuentas. Muchas hacían trabajos por temporadas en el extranjero, principalmente América Latina donde la temporada de incendios no coincide con la de Europa. La flota se fue quedando antigua.

Año 2022: las empresas que se dedican a las contratas de medios aéreos para la extinción tienen una flota antigua, es necesario renovarla, invertir en innovación aplicando drones que lancen agua, infrarrojos en los helicópteros, etc. Actualmente, los tipos de interés son muy elevados, el IPC está muy alto, el combustible intocable, resultando todo ello en un IPC aeronáutico (precio de vuelo) sobre elevado. Ahora mismo hay un sobrecoste de 100 millones de euros con respecto a anualidades previas.

La formación de nuevos pilotos especializados supone un coste muy grande (unos 100.000 €) que no compensa la limitación de su trabajo a los meses de incendios, los contratos son reducidos, por lo que es difícil encontrar gente si no se amplían los contratos.

Es necesario conseguir otra rentabilidad en los contratos con empresas suministradoras de medios y efectivos, ya que estos medios solo valen para incendios y no son rentables para dichas empresas, ya que no pueden utilizarlos para otros fines. El cálculo de los precios, siguiendo la ley de contratos, supone una limitación que complica los acuerdos y la capacidad de subsistencia de las empresas y equipos. Gran parte de las empresas especialistas se van fuera y por tanto deslocalizan los activos, haciendo que no estén disponibles cuando se necesitan.

Resulta imprescindible para la adecuada gestión de la prevención y extinción de incendios, un pacto entre la industria y la administración pública, una buena sintonía entre el sector público y el privado que garantice estabilidad y medios en la lucha contra incendios.

Puntos clave del trabajo de una brigada aérea de extinción de incendios:

Los medios aéreos principalmente tienen dos tipos de helicópteros, además de aviones:

  • Helicópteros de coordinación, que son clave para que las intervenciones resulten lo más seguras y eficientes posible.

  • Helicópteros de extinción, que pueden transportar bien cuadrillas de brigadistas o agua para bombardear el fuego, mediante la carga de agua en masas de agua de los “bambis” (sacos naranjas para el transporte del agua).

Los brigadistas tienen 10 minutos para despegar desde que se produce el aviso y reciben las coordenadas.

Si el incendio es pequeño, se hace un primer vuelo de reconocimiento. Son fundamentales los datos que pueden aportar desde el aire: extensión del incendio, caminos y vías de escape, si hay cortafuegos o puntos donde pueda pararse el avance del fuego, el cálculo de los dispositivos que serán necesarios, etc.

Después del reconocimiento, se baja la cuadrilla y sacan el bambi para proceder a la recogida de agua en el punto viable más cercano. Hay veces que no hay agua cercana o no es suficiente para los medios de los que se dispone, ya que es necesario hundir los “bambis” por completo, y esto retrasa la intervención. En ocasiones los “bambis” tienen bomba lo que permite que solo sea necesario hundir la mitad del mismo, hasta donde está la bomba, y sea esta la que termine de cargarlo de agua.

La dependencia del agua para apagar incendios muchas veces es un problema grave, el cual requiere de estudios para buscar alternativas.

Las cuadrillas dirigen las descargas de agua, esta baja las llamas y es entonces cuando el personal de tierra puede empezar su actuación.

Cuando el incendio es de grandes dimensiones, se envía una aeronave que coordina al resto de efectivos, tanto medios aéreos como personal. En esa nave va el piloto, un coordinador y uno o varios operadores de cámara que manejan las cámaras que detectan conatos, fuentes de fuego internas, etc. En este tipo de incendios pueden intervenir más de 20 aeronaves. La persona que dirige todo es el director de intervención en el puesto de mando.

Cuando por la extensión o agresividad del incendio es necesaria la intervención de aviones de descarga, todos los helicópteros tienen que estar fuera del área para no poner en peligro tanto el personal del avión como al de los helicópteros.

Las intervenciones están muy reguladas, los pilotos solo pueden volar 2 horas seguidas y deben parar 40 minutos entre una actuación y la siguiente. Además, solo pueden volar un máximo de 8 horas al día, y una presencia física de máximo 12 horas (contando vuelos más estancia en sede), vuelen lo que vuelen dentro del límite de 8 horas.

Los peligros a los que se enfrentan los y las pilotos de extinción son muchos. Cabría destacar el humo, el calor, el viento, la propia meteorología de los incendios (se crean unas condiciones particulares en cada incendio), el bambi pesa entre 1000 y 1200 kilos, lo que puede ocasionar, que si hay viento, mueva el helicóptero bruscamente y caiga al vacío, o se enganche en árboles o cables. También las turbulencias, los cables (tanto por descargas eléctricas como por choques) y los pájaros constituyen un grave peligro para los vuelos. Las aves, cuando hay un incendio, especialmente si son aves de gran tamaño, sobrevuelan la zona para intentar cazar a los animales que salen de sus refugios para huir. El choque con algún ave de esas características o con los cables puede ser mortal.

La piloto Elena Laguna ha querido dejar un mensaje a las personas que disfrutan quemando áreas forestales o masas vegetales: “Para los que queman, que tengan en cuenta que hay gente que se juega la vida para apagarlo”.

 

Lorena Martín

23/11/2022

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