Las empresas son agentes de cambio que afectan al medio ambiente a través de sus actividades. La necesidad de evaluar sus impactos sobre la biodiversidad y divulgar la información que generan origina nuevos retos metodológicos. Esta sesión, moderada por Rodrigo Fernández Mellado (Biodiversity Node), giró en torno a la complejidad de dichos desafíos y ejemplos prácticos de cómo las empresas les hacen frente.
La sesión comenzó con un debate entre los primeros cuatro ponentes en el cual también participó el público. La discusión se centró en los retos que dificultan el acceso público a los datos de biodiversidad recogidos por las empresas: 1) la falta de estandarización de 1) las metodologías de toma de medidas de biodiversidad y 2) de intercambio de datos.
Las empresas recogen valiosa información sobre la biodiversidad durante sus estudios de impacto ambiental. Sin embargo, como remarcó Nieves Cifuentes Valero (Naturgy), en España muchos de estos datos no llegan a ser accesibles y explotables por el público. La primera barrera hacia la accesibilidad de dichos datos consiste en la falta de una metodología estándar de medición que sea pertinente, aplicable y comprensible para las empresas. Homogeneizar tal metodología es difícil dada la complejidad de la biodiversidad y sus distintos niveles, que van mucho más allá de las especies. Como recalcaron Blanca Ruiz Franco (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, MITERD) y Marta Santamaría (Capitals Coalition), niveles como los hábitats y los ecosistemas también deben ser caracterizados y valorados y, para ello, se requieren metodologías adaptadas. De esta tarea se encarga, por ejemplo, el proyecto Align, el cual representaba Marta.
El segundo gran obstáculo al acceso público de los datos de biodiversidad recogidos por las empresas es encontrar una manera efectiva de compartirlos. Ponentes y público estuvieron de acuerdo en que invertir en la digitalización de los datos es un paso fundamental. El problema entonces es, dónde compilarlos y en qué formato. Proyectos como el que dirige Francisco Pando de la Hoz, GBIF España, ofrecen este tipo de formato estándar de intercambio de datos para distintos niveles de la biodiversidad.
En la segunda parte de la sesión, cuatro ponentes explicaron cómo sus respectivas empresas estaban abordando el desafío de medir la biodiversidad pertinente a sus actividades.
En primer lugar, Isaac Nájera Cuenca, de Repsol, explicó un caso práctico de la aplicación de la metodología READS. Un método de valoración de impactos a 4 niveles: servicios ecosistémicos, cambio climático, recursos hídricos y bienestar social. Todo ello valorado en €/unidad de medida (ej. ha/año).
La empresa llevó a cabo la perforación de 5 pozos de petróleo y gas en México y el ejemplo explicado consistía en la aplicación de medidas de compensación por los daños causados. Concretamente, la restauración de 3 ha de ecosistemas de arrecifes de coral, a demanda de la Comisión Nacional de Hidrocarburos. El objetivo era cuantificar las pérdidas y ganancias a través de una metodología concreta y saber si realmente este tipo de proyectos de compensación acaban teniendo impactos positivos sobre la biodiversidad. Las conclusiones de su estudio prevén un impacto neto positivo en el capital natural para 2040.
En segundo lugar, habló Pilar Gegúndez Cámara, de Lafarge Holcim, líder mundial en soluciones innovadoras y sostenibles para la construcción. La ponente explicó la aplicación, en las diferentes canteras controladas por esta empresa, de un indicador basado en los hábitats: BIRS. Este método consiste en identificar los hábitats presentes en las canteras, cartografiarlos, identificar los puntos amenazados (valorados del 1 al 4) y de mejora y por último, digitalizar los datos recogidos en el campo. Todo ello permite obtener un índice del estado de la biodiversidad de la cantera y hacer comparaciones con futuros estudios de esa misma cantera. Aunque, destacando las palabras de Pilar Gegúndez, no se debe olvidar que este indicador en ningún caso sustituye a los planes de gestión de la biodiversidad.
En tercer lugar, Clemente Vergara Ballester, de Agbar, compartió las iniciativas Biobserva voluntariado y Biobserva STOP-invasoras. Por una parte, el primero consiste en un programa de ciencia ciudadana de seguimiento de la biodiversidad (avifauna) en las instalaciones de esta empresa. Por otra parte, STOP-invasoras es un programa obligatorio para toda la plantilla, donde se ha de reportar la presencia de especies exóticas invasoras en estas instalaciones. Ambos programas han dado pie a una gran implicación de los trabajadores y población local.
Finalmente, Isabel Tomé Esteban presentó el marco de contabilidad de impactos en biodiversidad para el grupo Iberdrola. La ponente destacó que las empresas están obligadas a evaluar su relación con la biodiversidad, tanto por la Directiva Europea como por el objetivo número 15 del nuevo marco global de biodiversidad. Pero ¿qué tienen que medir? Iberdrola está realizando una comparación de varias metodologías para medir el impacto sobre los ecosistemas, sobre las especies y sobre la biodiversidad, de manera que las acciones positivas y negativas queden reflejadas en alguna parte.
Como conclusión, 4 empresas diferentes nos han presentado sus iniciativas y proyectos para obtener información acerca del impacto que están teniendo sobre la biodiversidad. De esta manera poder actuar en consecuencia (planes de gestión de la biodiversidad, planes de compensación, planes de restauración, etc.).
Belén Colomer Llópez
Laura Martínez Íñigo[https://www.linkedin.com/in/lmartinezinigo/]
21/22/2022