Agustín Hernández Aja, Catedrático de Urbanismo de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) modera una mesa compuesta por Nerea Moran Alonso, Profesora de Urbanismo (UPM); Antonio Lucio Miembro del Cuerpo de Letrados (Asamblea de Madrid y del Foro Transiciones); y Carlos Verdaguer consultor en GEA 21 (Grupo Estudios y Alternativas). El eje que vertebra la conversación ronda entorno a la necesaria transición socioeconómica y territorial, para hacer frente a la crisis ecosocial en la que estamos inmersos/as.
Se inicia la palabra con Nerea Moran Alonso, quien profundiza en el concepto de biorregión a raíz de un libro que publicarán en la página web del Foro de Transiciones en la próxima primavera. Biorregión como propuesta para “rehabitar la biosfera” de manera vinculante a un territorio (arraigo), responsabilizándonos así de los impactos que genera nuestro desarrollo de vida en este. Para ello, se han de repensar y reequilibrar los espacios, los flujos en este, la forma de consumo, de las propias prácticas cotidianas,… Buscar “la calidad de las experiencias” en lugar de la velocidad y la cantidad que ofrece el modelo de globalización capitalista que reina actualmente. Trabajar desde lo local, de forma participativa y representativa de la mano de las instituciones pública más cercanas. Contemplar, a su vez, gobernanzas a diferente escala con el fin de apoyar y generar misiones de futuro y conexiones entre biorregiones. Indica la necesidad de buscar la autosuficiencia conectada, acorde a las características que cada biorregión ofrece y los flujos que puedan darse entre estos espacios. Por último, introduce el término de “territorios cuidadores”, a través del cual, remarca la importancia de revalorizar los espacios y tiempos de cuidados y crianza.
“¿Cómo nos enfrentamos desde el modelo de vida actual al modelo planteado?” A través de esta pregunta comienza Carlos Verdaguer su intervención. La planificación urbanística debe adoptar lo que señala como “planeamiento de la incertidumbre”, es decir, una planificación abierta a cambios, adaptándose a la realidad variable a la que se enfrenta. Debe contemplar el paradigma ecológico y los nuevos sistemas de gobernanza. Las grandes cuencas hidrográficas son ejemplos de modelos biorregionales. Comenta la necesidad de ver qué pasa en los “Ecotonos” o límites entre dos territorios, puesto que es donde se van a dar procesos de transformación. Por último, habla del proceso de decrecimiento, necesario, pero no de cualquier manera. Es necesario establecer cómo decrecer, a sabiendas que ha de ser un concepto orgánico, que se puede ir transformando.
Antonio Lucio concluye la primera mesa dando su aportación sobre los modelos de participación y gobernanzas. “¿Cuál es la relación entre la gobernanza local y la gobernanza global/nacional/estatal?”. Afirma que un territorio va a estar mejor definido desde lo local, y por ello, es esencial darle un papel importante a la gobernanza a pequeña escala. Los mapas de desarrollo territorial han de estar realizados por expertos, pero a su vez, debe venir acompañado por argumentos desde el ámbito social y cultural de la zona. De esta forma se visibiliza y se empodera a los entornos locales. Invita a romper la dicotomía entre administración pública y entidad privada, finalizando su intervención con “Se necesita coordinación, cooperación y colaboración entre entidades”.
La segunda mesa la modera Fernando Prats, vicepresidente del Foro de Transiciones, y participa Antonio Serrano Rodríguez, autor del libro “En el filo de la navaja”, que se va a presentar en esta segunda parte. También forma parte de la mesa Oscar Carpintero, profesor de Economía Aplicada (Universidad de Valladolid) y Teresa Arenillas, arquitecta.
Antonio Serrano Rodríguez inicia su intervención contextualizando la situación actual, mostrando que el planeta se encuentra en una situación insostenible y catastrófica. Remarca además que el sistema actual globalizado y capitalista es incompatible con una transición ecosocial y este sistema pone impedimentos para que dicha transición se desarrolle. “La dicotomía entre huella de carbono y biocapacidad se complementa con la creciente superación de los límites planetarios […], esto es un condicionante claro para avanzar hacia la sostenibilidad”. Uno de los retos más importantes que se muestran son el cambio climático y las repercusiones que tiene. Sostiene que el límite de superar los dos grados centígrados para 2030 se va a alcanzar, y hace hincapié en la urgencia de trabajar en adaptación al cambio climático. “Los desastres asociados traerán altos costes en vida, salud, pérdida de biodiversidad, crisis socioeconómica…”. Genera una conexión entre la guerra de Ucrania, con la especulación financiera, el petróleo, desarrollo de China… ante la situación actual del planeta. Introduce “qué pinta Europa en esto”, desde donde se propone un capitalismo verde. Para terminar, habla de logros y fracasos que se han dado en España, y las posibles soluciones que quedan en nuestras manos.
Teresa Arenilla, vuelve a recalcar que “la transición solo es viable con un cambio de consumo, producción y estilo de vida”. Lanza la pregunta de si es posible un capitalismo verde para conseguir los objetivos propuestos y de desarrollo sostenible. Según Teresa, habría que ver los límites planetarios (energía, recursos naturales,…) y si es adecuada su utilización.
Habría posibles caminos que atajar partiendo de que existe un problema inmenso que es la sobrepoblación. Pero ética y políticamente es difícil de controlar la población. Por lo que, indica que, ante esta dificultad, tendría que plantearse primeramente una reducción del consumo y a posteriori una transición ecológica. Sin embargo, se invierte sobre todo en la transición ecológica, puesto que el capitalismo está muy inmerso en el sistema.
“No es posible seguir creciendo, si se quiere preservar el planeta”, puesto que expandir la economía supone extracción continua de materias primas.
Oscar Carpintero cierra la sesión. Su intervención parte de la crisis dual de residuos y materias primas. Muestra la problemática que tiene la transición actual que se plantea, que ya viene con incongruencias desde los compromisos que se aceptaron en el Acuerdo de París, donde sus proyecciones ya no permitían alcanzar un escenario que evitasen la subida de los dos grados centígrados que querían evitarse. Comenta que con la propia inercia que seguimos, aun parando todas nuestras emisiones, se alcanzaría por si sola el límite de 1,5 grados centígrados para 2030. Por otro lado, analiza que el despliegue de las renovables no han de ser la única opción, puesto que para la fabricación de estos y la urgencia a la que se requiere, está haciendo que el proceso de extracción sea insostenible y se emita altas cantidades de CO2 equivalente. “La fabricación de coches eléctricos supone un consumo de minerales 7 veces mayor que para un coche de gasoil”. Ante el paradigma catastrófico, invita a repensar las medidas efectivas para alcanzar el escenario más favorable, y a centrarse en materias y acciones de adaptación al cambio climático.
Violeta Acale
23/11/2022