La Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) presentará el próximo 2 de julio de 2019 en el Salón de Actos del Ministerio para la Transición Ecológica de 11:30 a 14:30 hr (Plaza San Juan de la Cruz S/N) el “3er Estudio sobre la Calidad de la Información Ambiental Autonómica en la Red”, un proyecto que se ha desarrollado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), que fue beneficiario de la Convocatoria de Ayudas de la Fundación Biodiversidad del año 2018. El Secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, y el Presidente de ACA, Roberto Ruiz Robles, abrirán este acto que además de la presentación del Estudio, se debatirá con responsables autonómicos sobre cómo afrontar la información ambiental ante los nuevos objetivos en materia de sostenibilidad
La manera de acceder a la información por parte de la población ha experimentado grandes cambios. Actualmente la digitalización de la sociedad y el auge de los teléfonos inteligentes, ha hecho que a la hora de buscar información usemos dispositivos móviles, tablets o portátiles. Por todo ello, es fundamental que la información disponible a través de internet, especialmente la ofrecida a través de las páginas web, sean fuentes relevantes, fidedignas y sencillas. El proyecto tiene como objetivo defender el derecho de la ciudadanía a la información ambiental, pero, por encima de todo, pretende contribuir a la conservación y mejora de la biodiversidad.
Entrar en el debate de qué especie es más importante conservar es siempre una tarea difícil. Lo que sí está más claro es que hay especies que por una cuestión u otra, acaparan más la atención del público. Estas especies a menudo obtienen el rol de “especies bandera”, que se usan como herramientas para fomentar la conservación de la biodiversidad en los diferentes Espacios Naturales Protegidos. En algunos casos pueden actuar también como “paraguas”, como pueden ser los grandes depredadores, que necesitan un vasto territorio para completar su ciclo vital. Si se les protege se protegerá también su entorno y todo el ecosistema se beneficiará de ello.
Camaleón común. Fuente: El Objetivo Verde.
España es el país con más biodiversidad de Europa , y con la última lista publicada recientemente, el segundo país europeo con más especies de aves. Gran parte de esta biodiversidad se concentra en los numerosos Espacios Naturales Protegidos que se reparten por todas las Comunidades Autónomas.
¿Qué ocurre si no separamos los residuos que generamos y no los depositamos en donde corresponde? La respuesta es sencilla, estamos guiándonos por los preceptos de la economía lineal y siguiendo la dinámica de un solo uso; en la que extraemos, fabricamos, utilizamos y nos deshacemos de nuestros recursos. En consecuencia y sin darnos cuenta, contribuimos al incremento de un consumo indiscriminado de los bienes que nos ofrece la naturaleza, muchos de ellos, no renovables. Pero, además, diferentes residuos contienen un gran potencial contaminante (véase pilas, aceites usados, medicinas caducadas, lámparas fluorescentes, entre otros), por lo que, si se produce su vertido incontrolado contribuye a la contaminación de aguas superficiales y acuíferos por lixiviados, contaminación de suelos, emisión de gases de efecto invernadero por la combustión de los materiales abandonados, destrucción del paisaje y espacios naturales, creación de focos infecciosos (proliferación de plagas de roedores e insectos) y producción de malos olores.
Centrándonos en aspectos perjudiciales en España, existe un claro ejemplo entre un mal hábito de la ciudadanía en su gestión de residuos y la proliferación del mosquito tigre (Aedes albopictus) en nuestro medio; pues se ha observado que deposita sus huevos en el agua que se acumula en neumáticos, latas o recipientes abandonados en la naturaleza. Por lo que, estas basuras no depositadas en sus contenedores adecuados y dejadas en el medio natural han contribuido a que en 2017 Aedes albopictu haya tenido presencia en comunidades autónomas como País Vasco, Aragón, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Comunidad de Murcia y Andalucía.
Descansar mientras se toma el sol en una hamaca en una playa, ponerse a prueba coronando un pico montañoso, recorrer nuestros pueblos y paisajes con nuestra bicicleta o pasear mientras capturamos aves y otros animales con nuestra cámara de fotos. Ya sea para descansar, hacer deporte, aprender, o simplemente por una cuestión de apreciación estética, la naturaleza es el principal escenario en el que se disfruta el tiempo de ocio en primavera y verano, así como las ansiadas vacaciones.
En un mundo cada vez más urbanizado, en el que se estima que para 2050 el 68% de la población vivirá en zonas urbanas, cada vez es más común buscar el descanso y el disfrute en aquellos sitios que nos permiten escapar del asfalto y los altos edificios. Según el Observatorio de Turismo Rural, ya en 2018 el 33% de los viajeros consideran prioritario en la elección de su destino de viaje poder conocer la naturaleza de forma responsable, tendencia que estimaban alcanzara el 50% de los viajeros durante el presente 2019. No nos debe extrañar, por tanto, el crecimiento en el número de visitantes que reciben nuestros Parques Nacionales, alcanzando los casi 15 millones y medio de visitantes en 2017, según datos del Ministerio de Transición Ecológica, destacando la notoriedad de estos espacios cuando hablamos de turismo de naturaleza.
Todos hemos oído hablar sobre “el cambio climático” pero ¿sabemos realmente lo que es y cómo nos afecta? A veces el exceso de información hace que perdamos interés sobre este tema ya que, en realidad, existe un gran desconocimiento.
El cambio climático es una variación del clima a escala global debida a la acción humana sobre el planeta. El exceso de los gases de efecto invernadero generan un aumento de la temperatura que a su vez produce el calentamiento global. Los casquetes polares se están derritiendo, el nivel del mar está subiendo y cada vez son más frecuentes las sequías y las inundaciones provocando la migración de millones de personas.
Todos estos fenómenos influyen negativamente tanto en los ecosistemas como para nuestra economía.
Nos está pasando como en la fábula de la “rana hervida” en la cual, poco a poco la rana se acostumbra al agua caliente, no se da cuenta de que se está quemando y finalmente muere sin haber intentado escapar. En nuestro caso las olas de calor se están volviendo cada vez más frecuentes, los cambios drásticos de temperatura habituales y las noticias que nos alertan del cambio climático son casi diarias, por lo que, tendemos a normalizar lo que es totalmente inusual y a ver el cambio climático como algo inevitable con lo que tenemos que resignarnos.
El cambio climático es un fenómeno imparable. Salvo quienes aún hoy dudan de la existencia del mismo, el debate está centrado en analizar la gravedad de sus consecuencias, en cómo avanzar hacia economías descarbonizadas para frenar el calentamiento global y en impulsar estrategias de adaptación que permitan asegurar un desarrollo sostenible con unas nuevas condiciones de contorno.
Desde ACA se ha dado por terminado el “Programa de asesoramiento demostrativo en hogares de las comunidades autónomas de Madrid y Castilla la mancha en verano” enmarcado en el proyecto de “Pobreza energética y olas de calor en entornos urbanos” desarrollado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica.
El programa ha consistido en la realización de un seguimiento personalizado de los hábitos de consumo de 20 hogares de Castilla-La Mancha y Madrid, observando las diferencias de comportamiento, consumo y condiciones ambientales existentes antes y después de un proceso de formación y sensibilización de los participantes orientado a fomentar el ahorro de recursos y a mejorar el confort térmico.
En el marco del proyecto Pobreza energética y olas de calor en entornos urbanos, desarrollado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica se ha llevado a cabo un programa de asesoramiento demostrativo con 20 hogares ubicados en Madrid y Castilla-La Mancha, con la finalidad de analizar y difundir las medidas existentes para reducir los efectos de las olas de calor y la pobreza energética en verano.
El trabajo con estos 20 hogares ha consistido en realizar una serie de actuaciones, que fueron acompañadas de las respectivas visitas a las viviendas. En primer lugar, se llevó a cabo una auditoría y conocimiento a fondo de las condiciones de la vivienda y del comportamiento de los miembros del hogar, así como de sus contratos y tarifas de la energía. El objetivo de esta labor de análisis y conocimiento del hogar permitió conocer mejor el comportamiento de los miembros del hogar para poder asesorarles respecto a las medidas que pudieran ser más efectivas para ellos.
Además de recopilar el estado de la vivienda y conocer sus hábitos, se realizó una labor de monitorización y medición con el fin de ver el impacto en la mejora de la temperatura y en ahorro económico, antes y después del asesoramiento para la adopción de medidas y el cambio de hábitos.
Como resultado de este trabajo directo con los participantes de los hogares, se han seleccionado las medidas que mayor impacto tuvieron a la hora de mejorar la temperatura y la sensación térmicay las que lograron mayores ahorros económicos. Conscientes de la importancia de mejorar ambos aspectos, ya que la pobreza energética se puede manifestar como una dificultad en el pago de las facturas de energía y/o como una situación de malestar y pérdida de condiciones adecuadas en la vivienda. Estas son las medidas con mayor impacto de mejora para adaptarse a las olas de calor y reducir la pobreza energética en verano:
En el marco del proyecto Pobreza energética y olas de calor en entornos urbanos, desarrollado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) se han celebrado 4 talleres multisectoriales, con el fin de analizar diferentes medidas para hacer frente a las olas de calor, desde la perspectiva de quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad energética.
Las ciudades escogidas fueron Guadalajara, Valencia, Melilla y Madrid, tratándose de entornos y urbes con diferentes condiciones climatológicas, densidad de población y diseño urbano. Los cuatro talleres reunieron a representantes de las entidades locales de áreas de trabajo muy diferentes (medio ambiente, servicios sociales, fomento, etc.), a diferentes técnicos del sector de la edificación, técnicos de entidades sociales y ambientales y otros colectivos como los administradores de fincas. También se contó con la participación de la Oficina Española de Cambio Climático del MITECO en el taller de Madrid, que enmarcó la base del problema: el cambio climático y los escenarios presentes y futuros asociados a un incremento de temperaturas medias y de la frecuencia y severidad de ciertos eventos extremos, como las olas de calor.
Los cuatro talleres trabajaron las medidas desde una triple escala de actuación; hogar (vivienda), edificio y barrio (o ciudad). Esta división permitió reflexionar, también, sobre el agente que tiene que estar más implicado en la puesta en marcha de la medida de adaptación al calor.
El plástico se ha convertido en un verdadero problema en todo el mundo. Diariamente encontramos noticias que hablan sobre animales que han muerto por la ingesta de toneladas de plástico o playas repletas de residuos en lugares tan remotos como la isla de Henderson, en el Pacífico sur.
El Parlamento europeo acordó la prohibición de los plásticos de un solo uso para 2021 ya que, las pajitas, los cubiertos y todos aquellos plásticos de usar y tirar producen un impacto perjudicial para el medio ambiente y la economía, tardan siglos en degradarse y la mayoría con el tiempo, acaban convirtiéndose en microplásticos, muy difíciles de eliminar del medio terrestre y marino y que acaban por desgracia, en nuestra cadena alimentaria.
Pero ¿Qué medidas se están llevando a cabo sobre este tema en España? ¿Y en las comunidades autónomas?